Cuando se trabaja con piedras y cristales debemos tener en cuenta que nosotros somos energía. Nuestro campo de energía esta compuesto por muchas frecuencias diferentes que trabajan en armonía. Los espectros de energía que producimos están influenciados por lo que pensamos, lo que comemos, lo que decimos, lo que hacemos, adonde vamos y con quienes nos relacionamos. Esto significa que nuestra frecuencia y amplitud fundamentales están cambiando constantemente. Las piedras y cristales al tener una composición precisa y una disposición ordenada de átomos, iones y moléculas, producen un campo de energía igual de ordenado, estos debido a su estructura y composición coherentes nos influyen en un proceso llamado arrastre mediante el cual los dos sistemas vibratorios se sincronizan y asumen el mismo patrón o periodo. Por esta razón es que podemos utilizarlos para lograr un balance de nuestra energía y a su vez obtener curación con la utilización de esta energía sutil.